Proseguimos el tema comenzado en el post anterior referente al bienestar y todo lo que en el incide. Habíamos visto que el bienestar es autopercibido y por ende subjetivo. Otra dimensión del bienestar es la social y la económica. Hoy veremos un poco de estas perspectivas.
Hannah Arednt fue una mujer con una vida interesantísima, intrépida, arriesgada y reflexiva. Periodista, maestra y filósofa ha sido fuente para películas y libros. Nace en Alemania en 1906 en una familia judía y la Europa del tiempo en que le tocó ser una joven mujer no era de lo más amigable con mujeres intelectuales y menos si eran judías. Pero nada de ello la detendría y haciendo gala de una resiliencia extraordinaria huye de la Alemania Nazi a Francia y luego a EEUU, sin que la huida signifique en ningún momento acallar la voz.
En cuanto al bienestar, que es el tema que nos convoca acá, Arendt considera que el hombre es un «ser» en relación con sus semejantes. No concibe la idea de «ser» en soledad. La radicalidad del ser humano está en la pluralidad y en la interacción más que en la acción en si mismo. El pensamiento es «humano» sí contiene comprensión y amistad para los demás. La percepción de nuestro propio bienestar está entrelazada con los múltiples nexos que nos unen a nuestros semejantes, nos resume C. Vázquez.
Bienestar Social
Esta línea de pensamiento nos lleva a una de las dimensiones del bienestar: el social. El bienestar social es el grado en que percibimos nuestro entorno: barrio, pueblo, país, etc. Si lo encontramos dador de posibilidades de desarrollo personal o por el contrario sentimos que nuestro potencial se ve limitado por la configuración peculiar del mismo.
Lo que la Sra. Arendt planteaba desde la filosofía, el trabajo empírico de la Psicología Positiva lo comprobó científicamente. El bienestar está muy relacionado a la red social que la persona tenga y mantenga.
Cory Keyes, psicólogo estadounidense, miembro de la IPPA (International Positive Psychology Association) desarrolló el concepto de bienestar social, como una dimensión más del mismo que se viene a sumar al bienestar psicológico y el subjetivo o emocional. Importante como las otras dimensiones y relevante para el estado de la persona.
Las tres dimensiones del bienestar: psicológico, subjetivo y social no están en equilibro y eso depende de cada persona. Si naturalmente priorizamos uno sobre otro los otros son menos importantes para nosotros, pero no por ello prescindibles.
Economía de la Felicidad:
Vecino del concepto de bienestar social es el desarrollo del economista británico Richard Layard. El habla de la economía de la felicidad, planteando que el ingreso es un mal predictor de la felicidad, tal como varios estudios internacionales comprueban. A pesar de que la mayoría de países del mundo tienen una mejor renta, calidad de vida, esperanza de vida y vida más segura en general la mayoría de las personas no lo creen así y la creciente pandemia de la depresión parece aseverarlo.
Para sorpresa del ámbito económico general, muy dado a cuantificar todo, Layard demuestra que el ingreso no predice el bienestar porque mucho de él depende del bienestar relativo al entorno. Acá se reafirma el valor de las comparaciones sociales. Tendemos a sentirnos mejor si notamos que nuestro bienestar se incrementa sobre el de nuestros pares, si en cambio todos aumentamos nuestro bienestar y entre nosotros no se notan diferencias, tendemos a creer que no hubo cambios. Por ejemplo, años atrás tener una radio o un televisor, ir de vacaciones, etc. significaban un logro familiar. En nuestro presente Uruguay la mayoría de las familias acceden a esas cosas en distinto grado, por lo que la adquisición de un TV no significa gran cosa sino algo que es «necesario».
El acostumbramiento es otro factor no tomado en cuenta por los economistas pero de reconocido valor para los psicólogos positivos. La economía ignoraba la idea de que la gente se acostumbra a tener determinados bienes y servicios que incrementan su calidad de vida y bienestar y por ello cada vez se hace necesario más para obtener el mismo índice de bienestar subjetivo. Recientemente tuve la fortuna de visitar Panamá y Santo Domingo y al ver cómo funciona el sistema de transporte público de esos países puede comprender que si bien con falencias el transporte público de Uruguay es mucho más confortable, seguro y barato. Por otra parte cuando visito Buenos Aires y viajo en el abarrotado metro porteño y oigo cuanto se quejan por incomodidad sus pasajeros me sorprendo de que no valoren la dicha de cruzar la ciudad en hora pico en sólo 30 minutos.
Finalmente Layard señala que los ingresos de por sí no hablan del bienestar porque no consideran la influencia de la moda, usos y costumbres sociales en el bienestar de las personas. Desde la economía, política, etc. se tiende a creer que los gustos y preferencias son constantes y no es así, varían y sufren influencias. Hace algunos años se pasó a considerar un factor de desarrollo y calidad de vida la existencia de grandes superficies para hacer compras: shoppings, supermercados e hipermercados. Actualmente la cosa está cambiando, en especial para los dos últimos y las personas se están volcando a hacer sus compras en comercios de cercanías porque están priorizando el tiempo por sobre el costo. Ese cambio en las prioridades es algo nuevo e impensable años atrás.
Como vemos el tema del bienestar tiene muchas aristas y todas ellas muy interesantes para desarrollar.
Si deseas incrementar tu bienestar personal, conyugal u organizacional no dudes en consultarnos.
Miembro de la Asociación Internacional de Psicología Positiva
Lic. Roberto Martínez Hernández
Psicoterapeuta individual y parejas.
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