Tiempo de lectura 7 minutos, para aplicarlo un poco más...
Hoy les traigo la segunda entrega de este ciclo y les debo agradecer la repercusión que ha tenido la anterior entrada. Continuamos hablando de consejos para reactivar nuestra relación:
Compartir tiempo juntos:
Compartir tiempo con la pareja es necesario para la buena salud del vínculo y para el bienestar personal y conyugal. Pareciera obvio pero no lo es tanto. Con el trabajo, la crianza de hijos, la multiplicidad de ocupaciones que tenemos hoy en día resulta difícil hacernos de tiempo para estar juntos. El viejo y querido hábito de tomar mate juntos es un ejemplo de tiempo compartido, con el sólo fin de compartir tiempo y que genera efectos muy saludables en general.
Dos dimensiones del involucramiento con el otro:
Involucrarnos en el mundo de nuestra pareja
Involucrarnos en el mundo como pareja
El planteo que hago tiene dos dimensiones bien claras y diferentes. Uno pasa por participar en lo que piensa nuestra pareja: cuales son sus metas, anhelos, proyectos, esperanzas, temores, deseos, gustos, etc. Estar al día con su realidad, que cuando nos hable no nos parezca un extraño sino por el contrario nos sintamos involucrados con el/ella. La otra dimensión es más social y tiene que ver con presentarnos al mundo como pareja y hacer cosas juntos. Participar de actividades del agrado de ambos juntos.
Naturalmente no hablo de compartir todo, todo el tiempo como siameses emocionales. Sólo me refiero a aquellas actividades que conciten el interés de ambos o sean muy importantes por lo significativo para uno de los componentes de la pareja. Siempre debemos respetar las diferencias personales y los espacios individuales, sin que ello signifique sacrificar los comunes. Es un equilibrio delicado pero que si lo hacemos con actividades del agrado de ambos no resulta complicado.
Algunas sugerencias:
- Cambie su actitud: tenga esperanza en el cambio y sea paciente. Nada cambiará si nada hace, y para notar cambios se requiere persistencia y paciencia. No se deje ganar por el pesimismo y las creencias negativas.
- Busque actividades comunes: Si no tienen actividades comunes búsquenlas. Sentados en el sofá no pasa nada.
- Recuerden qué solían disfrutar antes juntos. Suele dar pistas para volver a hacerlo. En ocasiones un cambio de casa, tener hijos o cambiar los horarios nos hizo perder el gusto por determinada actividad que terminó cayendo en el olvido pero que hoy podríamos retomar.
- Lluvia de ideas: Hagan juntos una lista lo más variada posible sobre actividades que podrían compartir. De todas ellas elija 5, luego reduzca las opciones a 3. De esas tres elija la más fácil y comiencen. Sino resulta pasen a la otra y así.
- Hágala fácil. La idea simple suele ser la acertada. La actividad debe ser sostenible, económica, interesante y fácilmente replicable.
- No se guíe por prejuicios. Si lo que disfrutan enormemente es ver el programa de chimentos de la tarde, háganlo. Si la pasan en grande tirados en el pasto del fondo, háganlo. Si jugar juntos al tutti o las cartas les alegra la tarde, háganlo. No se juzgue, es el tiempo de ambos y si les hace bien debemos aceptar y disfrutar.
- Sigan intentando a pesar de sentirse algo tontos. El incorporar nuevos hábitos hace que parezcan poco naturales, como impuestos pero debemos ser pacientes y abiertos. Darnos tiempo y tener esperanza en el cambio.
- Registre las emociones. Es importante que tome consciencia de las emociones que siente durante y luego de la actividad compartida y se lo haga saber a la pareja. Si fue positivo servirá de refuerzo, si es negativo servirá para revisar la actividad. Recuerde que las emociones negativas destacan por si solas, y las positivas son más sutiles y efímeras sin embargo el efecto positivo de detectarlas es maravilloso. Esté atento.
- Diviértase y sonría. El sonreír de nuestra pareja tiene un efecto tan gratificante que nos llena el alma.
En las semanas siguientes seguiremos con más recomendaciones para reactivar la pareja. Dejen sus comentarios y compartan el link si les pareció de utilidad.
Les dejo está linda reflexión de Borges para terminar: