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Estimados amigos, pasado en parte el receso veraniego, volvemos a este espacio para compartir información que considero de utilidad para todos y en especial para aquellas personas que confían en mí para colaborar con su bienestar conyugal y personal.
Comenzaré un ciclo de entradas cortas con sugerencias para reactivar las relaciones sentimentales basado en evidencia científica, en trabajos de autores especializados en el tema de parejas como Gottman, Fruzzetti, Capafons, Liberman, Kornberg y Rougier , entre otros, además de la experiencia personal en el trabajo con parejas.
Reactivar una relación no es tarea sencilla. Siempre resulta más simple el mantenimiento, pero sé que esta posibilidad no es la que solemos aplicar. Hacemos dieta porque no tuvimos la constancia de controlar nuestros hábitos y ganamos unos kilitos que hoy quizás queremos perder. Hay personas que tienen más alta la fortaleza de autorregulación y les es más simple, para otros no tanto.
No lo den por hecho:
Dar por hecha una relación sentimental por la simple razón de que en un tiempo nos elegimos mutuamente es un error que puede tener consecuencias fatales. Lo que nos gustó hace un tiempo o años, hoy puede no gustarnos y es así y está bien. El amor y los «mapas del amor» como dice Gottman, deben permanecer actualizados. Este proceso de «actualización» se da solo y naturalmente si tenemos el buen hábito de conversar con nuestra pareja. Conocer sus metas, proyectos, preocupaciones, anhelos, y que ella/el conozca los nuestros.
Las relaciones sentimentales: noviazgo, matrimonio, pareja en general se suelen dar por hechas pasado un tiempo. Nos «acostumbramos» al otro, a la relación, a las rutinas, etc. Caemos bajo el ya conocido sesgo del «acostumbramiento hedonista», por el cual nos acostumbramos a lo bueno (también a lo malo) y pasado un tiempo ya no lo percibimos como tal. Esta situación puede llevar a un descuido o que el otro lo sienta de ese modo y la salud de la relación comience a afectarse.
Las relaciones de pareja no son iguales a las que tenemos con nuestros padres, hijos, hermanos o incluso tíos. Se parecen más bien a la de amigos. No hay un vínculo sanguíneo que le dé identidad. El vínculo se basa en razones afectivas, en coincidencias, en el compartir tiempo, etc. Muchas personas que vienen a mi consulta se dan cuenta de ese error, suponen que X iba a estar toda la vida con ellos porque sí, sin otra razón o motivo. Hoy en día las relaciones de pareja no son indisolubles ni su disolución tiene la sanción social que supo tener décadas atrás.
Las relaciones sentimentales nunca están «hechas», siempre están en «obras». Son una construcción (y en ocasiones destrucción) diaria. Cada día ponemos o sacamos ladrillos con el fin de cimentar un vínculo que nos haga mejores personas, nos aporte y contribuya activamente a nuestro bienestar. Varios estudios comprobaron que las personas adultas preferimos la vida en pareja por sobre la vida en soledad y las personas en parejas tienen consistentemente mejores niveles de bienestar subjetivo. Una satisfactoria relación sentimental, contribuye a la autorregulación emocional, a la realización personal y mejora la salud en general reforzando nuestro sistema inmunitario.
En siguientes entradas seguiré dándoles más consejos para reactivar las relaciones. Aguardo sus comentarios y sugerencias y muchas gracias por estar y compartir esta información.
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