El trabajo clínico con pacientes, consultantes y parejas requiere que siempre estemos investigando y en contacto con los principales aportes científicos que en el ámbito del bienestar se realizan. A partir del Congreso de Sao Paulo conocí el trabajo del profesor inglés Paul Dolan especialista en ciencias del comportamiento. En 2014 escribió el libro, best seller, «Diseña tu Felicidad».
El Profesor Dolan ha sido asesor del Gobierno Británico para el adecuado destino de fondos de salud. También ha investigado el rol de la tecnología moderna en la felicidad, y de qué cosas en general tienen efecto en nuestra felicidad.
En el libro que mencioné él habla siempre de felicidad, pero al igual que otros psicólogos positivos, ese término me rechina un poco y prefiero el de bienestar. Como he señalado anteriormente, la felicidad me parece un estado más efímero, positivo e intenso que las personas sentimos de forma más o menos regular. En cambio al bienestar lo veo más bien como el promedio de esos picos de felicidad e infelicidad que en la vida todos tenemos. Además hay mejores medios de medir y cuantificar el bienestar y no pasa así con la felicidad lo que es un detalle importante al hablar de un psicología científica y fundamentada en investigación.
Paul Dolan nos dice que para la felicidad personal es tan importante el placer que sintamos como el propósito que tenga la actividad que estemos realizando, de un modo independiente o complementario. Crea el Principio de Placer-Propósito. El dice:
«para ser feliz de verdad debes sentir tanto placer como propósito. Puedes ser tan feliz o desdichado como yo, pero con muy diversas combinaciones de propósito y placer. Y acaso requieras uno u otro en distintos grados en momentos diferentes. Pero has de sentir los dos. Lo denomino el principio placer-propósito (PPP).» (pag.30)
El propósito lo encontramos en el sentido que le damos a algo que estamos haciendo. Por ejemplo, las tareas domésticas no suelen dar mucho placer al efectuarlas para la mayoría pero sin duda tienen un gran sentido de propósito.
Suponiendo que no nos gustan las tareas domésticas pero sin embargo, nos gusta ver la casa ordenada y limpia, la ropa en su lugar o disfrutar una comida casera con nuestra familia. Si la atención la ponemos en el placer que la tarea nos daría, nuestro saldo de felicidad no se incrementaría. Distinto sería si atendiéramos al sentido de propósito que tienen estas tareas para la familia o nuestros seres queridos, seguramente nos sintamos mucho mejor al evaluarlas de este modo.
La crianza de nuestros hijos es por momentos caótica y lejana a lo que consideramos una tarea placentera, pero es por otro lado, una de la actividades que más sentido de propósito nos dan. El enorme aporte de propósito viene a compensar el bajo grado de placer que brinda y el saldo termina siendo positivo, pero sólo si atendemos en ese aspecto. Si nos quedamos diciéndonos cuan ingratas son estas actividades nuestro bienestar se resentirá invariablemente.
Una vida miserable sería aquella en la que predomina la falta de sentido y las experiencias negativas. el equilibro entre placer y propósito es personal y cada uno debería encontrar el punto medio que le haga bien. Propósito y placer deben guardar un relativo equilibrio en nuestras vidas para tener una percepción de «buena vida». Los invito a evaluar sus actividades diarias y poner atención en lo que les hace sentir: sentido/propósito y/o placer. El registro les ayudará a identificar actividades que vayan en un sentido propicio hacia el bienestar y prestarles más atención así como podrán identificar las actividades que les perjudican.
Si deseas incrementar tu bienestar personal, conyugal u organizacional no dudes en consultarnos.
Miembro de la Asociación Internacional de Psicología Positiva
Lic. Roberto Martínez Hernández
Psicoterapeuta individual y parejas.
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