MITO IV: El malestar es pasajero
No es cierto que todas las personas logran superar los eventos adversos de la vida, algunos quedan tan afectados que su vida toma un nuevo cariz y no se vuelve a niveles de bienestar previo. La constatación de esta realidad produce gran alivio a las personas que no lograron «superar» la pérdida y se sienten como «bichos raros» anclados en el pasado. Se sienten validados en su dolor y eso es una gran ayuda.
En algunas personas las pérdidas producen cambios tan abruptos que hasta su personalidad cambia de un modo casi irreconocible. Se estima que entre un 20 y 25% de las personas que pierden a un ser querido continúan afectados durante varios años. Carmelo Vázquez habla de «cicatrices psicológicas»que al igual que las de nuestra piel son un tejido especialmente sensible y engrosado que marca nuestra piel. Parecen ser también las responsables de los conocidos «duelos de aniversario». Son aquellos dolores y malestares que se reeditan con las fechas.
Los psicólogos hablamos por lo general de que el duelo es un proceso que dura más o menos un año en el común de los casos, pero la investigación demuestra que debiéramos ser más flexibles al respecto. Hay personas en la que un duelo parece inexistente y otras lo viven durante años.
Un capitulo aparte merece lo que las demás personas esperamos del doliente. En un primer momento esperamos verlo mal, si lo hacemos, nos quedamos tranquilos de que está viviendo el dolor del duelo. Luego, pasado un tiempo, ya queremos verle bien y nos inoportuna si sigue con la perolata dolorosa. Al inicio de un duelo el familiar doliente que además sufre, atrae la atención, compasión y cooperación de los demás. Pasado un tiempo, si la persona sigue con su conducta doliente, ésta pasa a generar rechazo y se deja a la persona sola y aislada. Se comienzan a ver comportamientos de evitación. Las personas se sienten confundidas ya que no están respondiendo a las expectativas del grupo. Las personas como seres sociales que somos, queremos cumplir con las expectativas del colectivo y nos forzamos sin tomar en cuenta nuestra realidad.
La investigación de la Psicología Positiva confirma que existen factores de protección que evitan que nuestro proceso se haga un estado permanente:
- El apoyo social: la densidad de la red social que tengamos nos protege mucho. No podemos descuidarla nunca es muy importante para nuestro bienestar e imprescindible para nuestra salud mental.
- La espiritualidad: personas que tienen entre sus fortalezas la espiritualidad parecen darle sentido de un modo coherente a las adversidades de una manera más eficaz que personas que no practican ninguna forma de religiosidad.
- Bajas expectativas: Pretender que la vida siga como antes, como si nada hubiera pasado suele generarnos altas expectativas y de no cumplirse la frustración se hace presente con el efecto sobre el estado de ánimo, la sensación de fracaso y la depresión.
Conclusión: muchos estereotipos funcionan en los duelos y pueden ser dañinos. Los humanos mostramos una variedad de comportamientos mayor a los descritos y estudiados, debemos ser tolerantes con nosotros y los demás.
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Miembro de la Asociación Internacional de Psicología Positiva
Lic. Roberto Martínez Hernández
Psicoterapeuta individual y parejas.
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