Luego de unos meses de receso volvemos a la tarea tan agradable de difundir conceptos claves para el bienestar y el trabajo que como terapeuta llevo adelante. Hoy veremos el tema de la asertividad.
Wikipedia nos dice que…
La asertividad consiste en conocer los propios derechos y defenderlos, respetando a los demás; tiene como premisa fundamental que toda persona posee derechos básicos o derechos asertivos. Como estrategia y estilo de comunicación, la asertividad se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la pasividad, que consiste en permitir que terceros decidan por nosotros, o pasen por alto nuestros derechos; y por otro lado tenemos la agresividad, que se presenta cuando no somos capaces de ser objetivos y respetar las ideas de los demás.
Esta definición nos dice que la asertividad es una actitud personal y a la vez un estilo comunicacional. La asertividad como estilo comunicacional tiene mucho que ver con las habilidades sociales.
A partir del libro de Olga Castanyer (reconocida psicóloga española) «La asertividad, expresión de una sana autoestima» reflexionaremos acerca de este tema. La autora relaciona de modo importante la autoestima personal con la capacidad de ser asertivos. La autoestima como vimos en entradas anteriores tiene un papel muy importante en nuestras vidas y se relaciona con muchas áreas personales.
Una adecuada autoestima significa que estamos más conscientes de nuestras fortalezas y debilidades, de nuestro potencial y aspectos a mejorar. Somos más conscientes de nuestros límites y alcance, conocemos nuestros derechos y obligaciones. Estos aspectos son muy importantes a la hora de comunicarnos con los demás, lo que llamamos habilidades sociales. La asertividad es sólo una de ellas, como también lo puede ser la empatía, la amistad, el humor, etc.
Lo novedoso del enfoque de esta autora, en mi opinión, es que no trata a la asertividad como un recurso para salirse con la suya. Popularmente se tiene la idea de que si logras tu propósito en la interacción con los demás de un modo concluyente y determinante eres muy asertivo. La autora dice que es justamente lo contrario. Habitualmente son las personas tímidas, retraídas e introvertidas quienes se consideran poco asertivas. Aquellas que no hacen valer su voz y derechos y se dejan «pasar por arriba» y es cierto, tienen poca asertividad. Pero también son poco asertivas aquellas personas agresivas que hacen planteos que si bien pueden tener fundamento están hechos de un modo desconsiderado y fuera de lugar. Ambos tipos de personas tienen problemas en sus habilidades sociales y en su capacidad de ser asertivos. La falta de asertividad está muy relacionada con la autoestima porque en ambos estilos hay una gran necesidad de reconocimiento y valoración por parte de los demás.
Si soy tímido y no digo nada y todo dejo pasar seré querido, valorado por mi actitud sacrificada…
Digo todo lo que pienso y dejo en claro qué quiero y cómo quiero que se me trate sin importarme el otro o su situación porque debería valorarse todo lo que yo hago…
Así piensan uno y otro.
La asertividad es la capacidad de comunicarnos con los demás de igual a igual, sin sentirnos menos ni más que el otro, hacer y decir lo que pensamos teniendo en cuenta la educación, el respeto y las circunstancias. La asertividad, dice Olga Castanyer «es la capacidad de autoafirmar los propios derechos, sin dejarse manipular ni manipular a los demás. (p.18)»
En la consulta la asertividad o la falta de ella no suele ser motivo de consulta, viene por añadidura a otros problemas. Las personas habitualmente consultan por su dificultades para relacionarse con pareja, familiares y compañeros de trabajo ya sea porque su opiniones, sentimientos, etc. no son tenidos en cuenta o por el contrario porque al plantearlos los demás lo toman a mal. Ambas personas suelen decir: «me quedé mal» como que algo en el interior no les cerró, porque no dijeron todo lo que querían o porque al hacerlo lastimaron innecesariamente a otras personas. Lo llamativo es que muchas veces la misma persona en un ámbito es sumamente tímido y en otro muy agresivo con el planteo. El propio paciente se pregunta, cómo puedo ser tan agresivo con mis hijos en lo que les digo y a la vez tan sumiso con mis padres, por ejemplo.
Esta situación suele provocar mucho padecimiento a la persona ya que no logra relacionar a ambas situaciones con su autoestima y con dificultades de asertividad.
Aquellos que se comportan de forma sumisa, que postergan sus intereses y deseos personales, respetan a los demás, pero no se respetan a sí mismo. (p.21)
En este tipo de personas solemos ver que son personas «sacrificadas», que velan por los demás, que siente gran deseo de ser queridos y reconocidos pero a su vez son conscientes de la manipulación e incomprensión que sufren. Suelen sufrir patologías digestivas, intensos sentimientos de culpa, ansiedad y frustración ( por no haber dicho una vez más lo que pensaban). También son habituales en estos casos los repentinos casos de agresividad totalmente desmesurados pero que vienen a ser la válvula de escape del resto de sus vidas.
Las personas agresivas con el afán de dejar claro sus derechos e intereses no respetan a los demás.
Suelen hablar en voz alta, invaden el espacio personal, tienen postura tensa y desafiante y están hiperalertas. Sienten que si no son así los demás se aprovecharán de ellos. Tienen un exagerado sentido de la justicia, pero que no los incluye. Esta forma de comportarse le trae consecuencias en el relacionamiento ya que suele ser una persona evitada por los demás lo que confirma su idea de que los demás no son dignos de confianza. Que la persona se muestre agresiva en su relacionamiento no quiere decir que lo sea sino que justamente monta esta fachada agresiva como modo de proteger su vulnerable autoestima.
Mezcla de ambos estilos es el pasivo-agresivo. Callado y sumiso, guarda un gran resentimiento interior que usan de un modo punzante con quien creen en inferioridad a ellos. Suelen ser muy manipuladores y chantajistas.
Los tres tipos de relacionamiento carecen de las adecuadas habilidades sociales para el relacionamiento y para su bienestar. Estas formas de ser causan mucho pesar y alejan a la persona de una buena calidad de vida.
Si te has identificado en algunos de los pasajes de esta entrada o a algún amigo o familiar es importante que consulte ya que se puede trabajar de un modo eficaz en el bienestar y la reeducación de las habilidades sociales.
Finalmente este gráfico resume bastante bien lo que hemos venido desarrollando.
Si deseas incrementar tu bienestar personal, conyugal u organizacional no dudes en consultarnos.
Miembro de la Asociación Internacional de Psicología Positiva
Lic. Roberto Martínez Hernández
Psicoterapeuta individual y parejas.
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