Hoy en el audio del programa que semanalmente hacemos con Cecilia Planes en Radio Continental hablamos de la zona de confort. Ese bello lugar en el que suele decirse que nada crece, pero como veremos: esto es relativo.
El audio lo pueden escuchar en mi canal de IVOOX, donde están todos los audios o en esta misma página:
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La zona de confort es un concepto que nos viene del coaching y en un primer momento estaba orientado al ámbito profesional y dentro de él a la gestión de carrera. Hoy el uso se ha extendido a la psicoterapia pero también a las instituciones u organizaciones. Todos podemos hacer uso y abuso de la zona de confort.
Para definir a la Zona de Confort me parece muy útil la definición que hace Diego Vicente, profesor de comportamiento organizacional de la IE Business School:
A nivel organizativo, se puede considerar la zona de confort como el conjunto de competencias y habilidades que el individuo maneja con soltura, proporcionándoles buenos resultados sin correr riesgos.
En otras palabras la zona es aquello que ya sabemos y con lo cual nos manejamos cómodamente, no enfrentamos ningún tipo de reto, desafío o puesta a prueba y podemos hacer de ese ámbito un perfecto nido.
En la consulta muchas veces animamos a los pacientes, consultantes y directivos de organizaciones, en primer momento, a reconocer que tienen una zona de confort y que en ella se sienten cómodos y sobretodo seguros. No olvidemos que vivimos en la era del miedo. Hoy en día que tenemos más cosas que nunca, cualquier cambio podría significar pérdidas en nuestras posesiones o comodidades. Una frase que utiliza mucho en la consulta es: si te sientes mal y sigues haciendo lo mismo, te seguirás sintiendo mal; sólo si haces un cambio podrías sentirte diferente. Por ello el salir de la zona podría darte miedo pero sólo en un primer momento. Ese miedo significa que estás en la zona intermedia entre el confort y el aprendizaje. Será pasajero y si persistes un poco más ya la curiosidad y lo nuevo comenzará a darte satisfacciones. Lo bueno de conocer estas zonas y las emociones que experimentaremos es que nos permiten estar alertas y no sorprendernos ante su ocurrencia.
Si ya sabemos que al comenzar a estudiar algo nuevo, por ejemplo, en un primer momento me sentiré agobiado, con miedos, influenciable y muy inseguro, pero que todo esto será sólo una etapa, nuestra mente podrá reaccionar y sentir todo ello pero con una actitud más positiva y optimista: ya pasará, sólo debo perseverar un poco más.
Una vez pasada esa etapa de los miedos ingresaremos al área del aprendizaje. Allí adquiriremos nuevas competencias y habilidades a partir de las que ya teníamos. Iremos explorando y experimentando con sorpresa cosas nuevas, es el tiempo de ser creativos.
A partir de vencer nuestros miedos, adquirir nuevos conocimientos y trabajar obtendremos logros. Logros que pueden ser de la más variada índole pero que significan para nosotros ese íntimo placer de la tarea efectuada, de la habilidad adquirida. El placer de tener una conversación en inglés con un turista luego de mucho estudiar esa lengua, por ejemplo.
Lentamente el inglés se va a ir haciendo parte de nuestra rutina, de nuestras capacidades y su uso frecuente se volverá familiar, lentamente nuestra zona de confort crecerá para abrigar en ella al inglés y todas las habilidades adquiridas. La zona de confort va creciendo con nosotros y por ello la salida de la zona es un buen habito.
Ser creativos es un gran recurso para salir de la zona de confort, ya que la creatividad es una gran impulsora de la curiosidad y la experimentación.
En esta infografía se resumen los efectos benéficos de salir de la zona de confort:
Para finalizar debemos también analizar que la presión por salir de la zona de confort puede convertirse en algo estresante o ansiógeno que termina perjudicándonos. Es algo que observo mucho a nivel profesional. Parece que nunca es suficiente lo que estudiamos, leemos, aprendemos, etc. hay que saber más, hacer más y además atender lo que hacemos. Esta presión puede ser mucha. Por eso conviene analizar y tener en claro que la zona de confort no es un enemigo a vencer. Esa zona es nuestra, la hicimos nosotros, debemos tenerla, disfrutarla. Regodearnos como gato estirado al sol en invierno, disfrutarla en plenitud. Volver a ella siempre que estemos atravesando dificultades para fortalecernos y reordenarnos. No verla como una fortaleza, porque sino nos atrapa y es mucho lo que perderíamos de quedar atrapados, pero tampoco verla como algo de lo que huir. Que prime el sentido común.
Les agradezco, como siempre, los comentarios que me hacen llegar a propósito de los audios que voy subiendo. Las devoluciones son muy importantes para mi. Los animo a hacer más y con gusto trataré temas que ustedes sugieran.
Si deseas incrementar tu bienestar personal, conyugal u organizacional no dudes en consultarnos.
Lic. Roberto Martínez Hernández
Psicoterapeuta individual y parejas.
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