Leer este artículo te llevará un tiempito, pero verás que te será útil.
Hola amigos de este blog. Hoy les traigo una noticia que se ha difundido (no me gusta lo de viralizar) por las redes en estos días. Noticia que apunta a lo que queremos quienes trabajamos en Psicología Positiva.
Esta nota fue dejada por una profesora de la Universidad Nacional Arturo Jauretche, de Buenos Aires. La Gaceta de Tucumán señala que la docente notó el estado de ansiedad que los exámenes provocan en sus alumnos y tomó la decisión de ayudarlos de este sencillo pero eficaz modo. Elaboró una simple esquela resaltando con mayúscula y subrayado conceptos o palabras claves.
No he encontrado aún el nombre de la profesora ni la materia que dicta, supongo que aparecerá en los días venideros. Lo que si podemos intuir es el marcado optimismo que la docente tiene y el sincero deseo de acompañar a los alumnos en una instancia estresante para que les vaya lo mejor posible.
Los exámenes son siempre la némesis de los estudiantes, sin importar la edad, curso, profesión o grado. Siempre se ha dado una valoración negativa a estas instancias, se han convertido en la imagen perfecta de la asimetría existente entre docentes y alumnos, o entre examinador y examinado. Sin embargo, los exámenes son un recurso válido, efectivo y relativamente económico para evaluar lo aprendido o los conocimientos de una persona.
Analicemos juntos el contenido de la nota:
TENEMOS TIEMPO DE SOBRA: habitualmente los examinados temen que tiempo se agote sin pensar que el exámen ya se hizo con la idea de que el tiempo nos de para hacerlo y nos sobre. Cada uno debería ordenarse según su propio estilo de trabajo. Algunos de nosotros preferimos hacer los difícil primero o lo que suponemos nos insumirá más tiempo y dejamos para el final del examen lo «fácil» porque lo tenemos claro y escribirlo será sencillo. Otras personas hacen justamente lo contrario: Primero lo fácil y luego nos concentramos en lo difícil.
Una buena medida es concurrir con reloj al examen y dividir el tiempo asignado entre las preguntas. Si tenemos una hora para 6 preguntas, 10 minutos para cada una estará bien, por ejemplo. Otra opción es no pensar demasiado en el tiempo, hacer eso nos sumaría un estrés extra al nerviosismo propio de la situación, nuestra conducta al respecto puede hacer una gran diferencia.
CONFÍE EN SUS RECURSOS UD. SABE: Si el examinado ha estudiado y/o asistido a clases y ha participado positivamente de todo el proceso que está culminando con el examen no debería ponerse nervioso. Los conocimientos están dentro nuestro, quizás no a mano, quizás no surjan ante la primera pregunta pero nuestros pensamientos nos suelen jugar una mala pasada. Habitualmente pido a mis consultantes que ante situaciones de este tipo recurramos al MEDITAR un momento, paremos el carrusel permanente de pensamientos frecuentemente negativos en esta situación que sólo traen consigo: ansiedad, miedo, deseos de huir, etc. y concentrémonos en nuestra respiración, en el aire que entra y sale por nuestra nariz, en el frío que provoca, en la calma que trae. Visualicemos por un instante un paisaje calmado, imaginemos nuestro éxito, veamos lo bien que nos va, valoremos positivamente con mucha esperanza todo el tiempo destinado a estudiar y a asistir a clases. Será sólo un par de minutos, en un exámen de una hora sólo un 3,3%, nada practicamente pero sin duda marcará la diferencia.
UD DARÁ LO MEJOR DE SÍ SIN NINGUNA DUDA, ESTÁ AQUÍ POR SU VOLUNTAD, NO SE PRESIONE, CONFÍE: Este fragmento de la nota es la esencia del pensamiento positivo, la esperanza y la calma de la profesora. Ella responsabiliza al estudiante pero tiernamente, lo valora e insta a confiar en sí mismo. ¡¡¡Cuánto hubiera dado por una profesora así!!! Como dice el refrán se obtiene más con miel que con hiel. Muchos docentes sienten que reafirman su autoridad con una actitud hostil y de temer sobretodo en los exámenes, cuando está demostrado que obtendrían mejores resultados con este tipo de técnicas al momento de examinar. LA profesora reafirma el carácter VOLUNTARIO del asistente al examen: UD ESTÁ AQUÍ POR SU VOLUNTAD, hace responsable al estudiante por el resultado y fija un límite con firmeza pero sin brusquedad. Esto aplica a estudiantes adultos y no necesariamente a estudiantes de enseñanza media, aunque con ellos se podría usar, algo como: Ud está aquí porque sabe que es lo mejor para su futuro. Finalmente los anima a confiar en sus recursos internos, una palamadita en la espalda anímica.
Esto es un parcial, simplemente está escribiendo sobre lo que sabe de lo que ha elegido estudiar. TODO VA A ESTAR BIEN. Acá la docente recurre a la perspectiva como fortaleza y relativiza la importancia misma del examen y calma a los estudiantes. Bueno, es sólo un examen no es el fin del mundo, una instancia de tantas en una carrera. Nada se destruirá o acabará el mundo. Sonará loco plantearlo en estos términos, pero el estudiante en pleno ataque de pánico o nervios por la situación siente como real la posibilidad de una debacle sino del mundo si de su vida tal como la conoce. Es un pensamiento absolutamente irracional y que no resiste el menor análisis pero en ese momento es muy poderoso y puede obturar los delicados mecanismos cognitivos que permiten demostrar lo que sabemos. El «todo va a estar bien» conjura el efecto del pensamiento irracional.
Finaliza con: SONRÍA, ES UN NUEVO Y HERMOSO DÍA: El mundo no se acabará, lo bello sigue siendo bello, relajémonos, disfrutemos de esta instancia. Sonreír nos relaja así como la contemplación y admiración de la belleza simple de las cosas: el sol, el cielo, el aire fresco, etc.
Durante el curso la actitud docente debiera siempre se optimista, realista y asertiva. Es decir, esperar lo mejor del alumno (optimismo), ser consciente de sus posibilidades, limitaciones y potencial (realismo), ser claro con lo que se imparte, pretende y cómo serán las reglas de trabajo (asertivo). Esto favorecerá el vínculo, el intercambio y sobretodo el objetivo de ambos: el aprendizaje. No olvido que la actitud del estudiante también debiera ser compatible con este enfoque, pero que ella esté ausente no debe justificar una actitud pasiva del docente sino lo contrario ya que esta actitud positiva lo beneficiará mucho a él. La profesora de la nota sin duda obtiene más satisfacción de su trabajo, se realiza más y además obtiene mejores resultados, o al menos debería ser así según la literatura científica al respecto.
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Lic. Roberto Martínez Hernández
Psicoterapeuta
Cel: 099334647
Mail: psicrobertomartinez@gmail.com
Ojalá hubiera leído este artículo antes de pasar los «horribles» exámenes. De todas maneras nunca es tarde!!! Gracias
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