En este blog me dedico a contarles de esta nueva corriente de la Psicología con la cual trabajo y vivo: la Psicología Positiva (PP) o de lo Positivo, como gusta en llamarle Carmelo Vázquez, un psicólogo español especializado en esta rama. Hoy les contaré sobre uno de los temas claves de la PP: el estilo explicativo. Desarrollado por Martin Seligman en su libro «La auténtica felicidad».
El estilo explicativo, es cómo explicamos nuestra vida y los hechos acaecidos en nuestro entorno, es cómo reaccionamos ante la adversidad. El estilo explicativo es determinante del grado de bienestar que conseguimos, la felicidad alcanzada y la calidad de las relaciones que establecemos.
Pero para comprender esto mejor detengámonos un momento: ¿qué pensamos cuando nos sucede un evento adverso?… ¿cómo reaccionamos? Tendemos a pensar que todos reaccionamos del mismo modo o muy parecido y eso no es así, al menos en el común de los casos. Científicos han logrado develar que básicamente hay dos estilos para explicar lo que nos pasa: uno optimista y otro pesimista.
Ante un hecho adverso las personas pesimistas tienden a pensar que es uno más de las cosas malas que le pasan; son eventos permanentes y estables. «Siempre me pasa a mi», «nunca se acaba la mala racha».
Toda su vida, día, percepción del momento, etc. se ven teñidos de negatividad. Hay una generalización excesiva e infundada y universal. «Todos los hombres/mujeres son iguales», «Los políticos son…», «Siempre mi suegra…» etc.
Finalmente, tienden a culpabilizarse o responsabilizarse de un modo exagerado, la causa está en mi: «es mi culpa», «Siempre hago lo mismo», «no logro nada bueno».
En cambio si el hecho es positivo lo minimizan y reducen a un «golpe de suerte»o «casualidad», no durará por siempre: «lo bueno dura poco» y la causa suele ser externa y no fruto de mi esfuerzo, trabajo o talento.
Como contraparte las personas optimistas piensan de un modo distinto. Ante la misma adversidad suelen pensar que es un evento circunstancial y pasajero. «a veces pasan cosas así».
Dimensionan acertadamente el evento negativo, no lo generalizan, son específicos y concretos. Una gotera no arruina toda la casa. Un rayón no descarta todo el auto.
Atribuyen la responsabilidad más acertadamente. Responsabilizan a las circunstancias, a personas concretas o a ellos mismos si así ha sido sin caer en culpas exageradas.
Por su parte cuando un hecho positivo les sucede creen que es «uno más», lo generalizan y lo suman a su lista de cosas buenas y creen generalmente que se debió a su talento o esfuerzo.
En mi experiencia he notado que no hay personas con un estilo «puro», siempre aparece mezclado, pero es el predominio de un modo sobre otro lo que nos da qué estilo explicativo utiliza. En función del estilo utilizado tendremos unos u otros resultados.
El estilo dominante es determinante en la calidad de las relaciones que establecemos, el bienestar que alcanzamos y el cuán felices nos sentimos.
Te invito a que reflexiones sobre tu estilo, seguro ya habrás sacado alguna conclusión y te has visto en alguna de las frases de ejemplo. Tener presente nuestro estilo dominante es muy saludable y contribuye positivamente a sentirnos mejor.
Lo más importante es que podemos aprender a tener un estilo más optimista, a dimensionar más acertadamente y a no culpabilizarse exageradamente a partir del trabajo desde la PP.
Si deseas incrementar tu bienestar personal, conyugal u organizacional no dudes en consultarnos.
Deja tu comentario, duda o reflexión, será un gusto contestarte.
Lic. Roberto Martínez Hernández
Psicoterapeuta
Cel: 099334647
Mail: psicrobertomartinez@gmail.com
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